
La criminología ha experimentado una evolución significativa a lo largo de los años, diversificándose en diferentes ramas que permiten comprender la complejidad del crimen desde distintos enfoques. La Criminología de la conducta antisocial (CCA) surge como una disciplina emergente con el propósito de abordar específicamente los comportamientos antisociales que no siempre llegan a materializarse en actos criminales, pero que, sin embargo, constituyen una amenaza potencial para la convivencia social.
Contenidos
- 1 Justificación de la criminología de la conducta antisocial (cCA)
- 2 Diferencia con otras ramas de la criminología
- 3 LAS TRES TEORÍAS FUNDAMENTALES DE LA CCA Y SUS PARADIGMAS
- 4 TEORÍA DE LA CONDUCTA CRIMINODINÁMICA
- 5 MECANISMOS DE CONTROL SOCIAL DEL CRIMEN
- 6 EL PARADIGMA DE LA CRIMEBIOSIS Y SUS PRINCIPIOS
- 7 PRINCIPIO DE LA CRIMENIOSIS Y SUS SEIS SUBPRINCIPIOS
- 8 PRINCIPIO DE LA VOLUNTAS TIESOCIALIS (VTS)
- 9 EL PARADIGMA DE LA CRIMINOMORFOSIS CULTURAL
- 10 EVOLUCIÓN DEL CRIMEN EN LA PERCEPCIÓN SOCIAL
- 11 RELACIÓN CON LA CRIMEBIOSIS
- 12 EL PARADIGMA DEL CRIMINOCONTROL
- 13 MECANISMOS DE CONTROL SOCIAL DEL CRIMEN
- 14 ÍNDICE DE GRADUACIÓN CRIMINÓGENA Y EL ÍNDICE DEL CRIMINOCONTROL
- 15 HIPÓTESIS GENERALES DENTRO DE LA CCA
- 15.1 RELACIÓN ENTRE HIPÓTESIS Y PARADIGMAS
- 15.2 EJEMPLOS DE HIPÓTESIS EN CADA PARADIGMA Y SUS PRINCIPIOS
- 15.3 Paradigma de la Criminomorfosis
- 15.4 Principios derivados del paradigma de la Criminomorfosis
- 15.5 Hipótesis derivadas
- 15.6 Paradigma del Criminocontrol
- 15.7 Principios derivados del paradigma del Criminocontrol:
- 15.8 Hipótesis derivadas
- 16 Conclusión
- 17 HERRAMIENTAS METODOLÓGICAS EN LA CCA
- 18 CONCLUSIONES Y FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
- 19 RELACIÓN ENTRE PARADIGMAS Y EVOLUCIÓN DEL CRIMEN
- 20 NUEVAS ÁREAS DE INVESTIGACIÓN EN LA CCA
- 21 Conclusión general
- 22 Bibliografía recomendada
Justificación de la criminología de la conducta antisocial (cCA)
El concepto de conducta antisocial se refiere a aquellos patrones de comportamiento que, aunque no necesariamente violan la ley, muestran una falta de respeto hacia los derechos y normas que regulan la vida en sociedad. Estos comportamientos incluyen la desobediencia, la manipulación social, la irresponsabilidad e incluso las actitudes hostiles o violentas hacia los demás.
La CCA busca profundizar en la comprensión de estos comportamientos previos o paralelos al crimen, analizando sus causas, características y posibles intervenciones. Es una rama relevante no solo para la prevención del crimen, sino para la construcción de políticas públicas eficaces que puedan intervenir antes de que estos comportamientos se traduzcan en delitos graves. Además, permite dar visibilidad a una parte de la conducta humana que a menudo es ignorada en las ciencias criminológicas tradicionales.
Diferencia con otras ramas de la criminología
La Criminología de la Conducta Antisocial se distingue de otras ramas de la criminología por su enfoque preventivo y su atención a los comportamientos que no se consideran directamente criminales. A diferencia de la criminología tradicional, que se centra en el análisis de los crímenes ya cometidos y de sus consecuencias legales, la CCA se interesa por los comportamientos precoces o indicativos de una posible inclinación hacia la criminalidad.
Mientras que disciplinas como la criminología clásica se enfocan en el estudio del delito y el delincuente desde un punto de vista normativo y sancionador, la CCA presta atención a las conductas más sutiles que, aunque no infrinjan la ley, pueden ir en contra de los valores fundamentales de la convivencia social. Así, la CCA integra teorías psicológicas, sociales y sociológicas que explican la génesis de estas conductas, como la influencia del entorno familiar, las experiencias tempranas de socialización, el entorno socioeconómico y los trastornos de personalidad.
Por otro lado, la criminología ambiental, que estudia cómo el entorno físico y social influye en el crimen, también se centra más en las condiciones que favorecen la ocurrencia de delitos, pero no necesariamente en los comportamientos antisociales de carácter preventivo. La CCA, en cambio, se concentra en esos primeros indicios que pueden generar delincuencia y en los mecanismos para tratar estos comportamientos antes de que se conviertan en delitos.
Objetivo y alcance de la cCA en el estudio del crimen
El objetivo principal de la Criminología de la Conducta Antisocial (CCA) es identificar, analizar y ofrecer soluciones a las conductas que, aunque no sean explícitamente criminales, representan una amenaza potencial para la estabilidad social y personal de los individuos. A través de este enfoque, se busca entender las causas subyacentes de la conducta antisocial, tanto a nivel individual como social, y aplicar estrategias de prevención que eviten que estas actitudes se conviertan en delitos graves.
El alcance de la CCA se extiende a varios ámbitos, entre los cuales se incluyen:
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- El diagnóstico temprano: Mediante la identificación de comportamientos antisociales desde edades tempranas, se puede intervenir antes de que estos se desarrollen en conductas más graves. Este diagnóstico puede hacerse a través de la observación del comportamiento y la implementación de herramientas psicométricas y sociales.
- La prevención: La CCA se centra en el diseño de políticas públicas que apunten a la prevención primaria, secundaria y terciaria de los comportamientos antisociales. Esto incluye la educación en valores, el fortalecimiento de la estructura familiar y la intervención temprana en la infancia y adolescencia.
- La rehabilitación y reintegración: Para aquellos individuos que ya muestran conductas antisociales consolidadas, la CCA propone programas de rehabilitación que busquen restaurar la capacidad del individuo para participar de manera constructiva en la sociedad. Estos programas combinan enfoques psicológicos, educativos y sociales para reorientar el comportamiento antisocial hacia un comportamiento prosocial.
- El análisis interdisciplinario: A diferencia de otras ramas de la criminología, la CCA adopta un enfoque interdisciplinario que integra conocimientos de la psicología, sociología, derecho, psiquiatría y ciencias sociales para obtener una visión más completa de la conducta antisocial.
En resumen, la CCA tiene como objetivo no solo comprender las causas de los comportamientos antisociales, sino también ofrecer estrategias efectivas para prevenir, tratar y manejar estos comportamientos antes de que se conviertan en crímenes. Esto la convierte en una disciplina esencial para abordar la delincuencia desde sus orígenes, buscando una intervención social temprana y preventiva.
LAS TRES TEORÍAS FUNDAMENTALES DE LA CCA Y SUS PARADIGMAS
TEORÍA DE LA CONDUCTA ANTISOCIAL
Paradigma de la Crimebiosis
La Teoría de la Conducta Antisocial se centra en los comportamientos que, aunque no constituyan crímenes explícitos, son perjudiciales para la cohesión social. Estos comportamientos incluyen actitudes de desobediencia, indiferencia hacia las normas sociales y comportamientos manipulativos o egoístas. El paradigma de la Crimebiosis explica cómo estas conductas antisociales se adaptan y sobreviven dentro de la sociedad. La Crimebiosis hace referencia a la idea de que las conductas antisociales no solo son toleradas en ciertos contextos sociales, sino que en algunos casos se integran como parte de la dinámica social.
La sociedad, a través de sus normas, prácticas y valores, permite que ciertos comportamientos antisociales se perpetúen debido a su capacidad para «adaptarse» a las exigencias del entorno social. Es decir, las conductas antisociales pueden convertirse en estrategias de supervivencia social dentro de contextos donde la desobediencia, la manipulación o la irresponsabilidad son vistas como formas de afrontar problemas o alcanzar objetivos. Así, la Crimebiosis resalta la capacidad de estas conductas para evolucionar y adaptarse sin ser necesariamente criminalizadas, sobreviviendo incluso cuando las instituciones sociales intentan controlarlas. Este paradigma sugiere que ciertos comportamientos antisociales son funcionales dentro de estructuras sociales y que, en algunos casos, estos comportamientos pueden volverse invisibles o incluso aceptables en función del contexto cultural y socioeconómico.
TEORÍA DE LA CONDUCTA CRIMINÓGENA
Principio de la Crimeniosis
La Teoría de la Conducta Criminógena va más allá del análisis de las conductas antisociales y se adentra en las razones y factores que llevan a un individuo a cometer un delito. Esta teoría se basa en la comprensión de que el crimen no surge de manera aislada, sino que es el resultado de una interacción compleja entre varios factores, conocidos como el Triple Factorial Criminógeno: el factor psicobiológico, el factor socioeconómico y el factor ético-jurídico.
El principio de la Crimeniosis establece que la conducta criminógena se genera cuando la combinación de estos tres factores alcanza un umbral crítico, desencadenando la transgresión de las normas legales y sociales. A nivel psicobiológico, se examinan predisposiciones genéticas o trastornos mentales que podrían predisponer a un individuo a la conducta delictiva. El factor socioeconómico se refiere a las condiciones de pobreza, marginación o exclusión social que, a menudo, aumentan el riesgo de criminalidad. Finalmente, el factor ético-jurídico involucra la moralidad individual y el respeto por las normas jurídicas, los cuales, si se ven comprometidos por influencias sociales, culturales o familiares, pueden facilitar la desviación hacia el crimen.
La Crimeniosis resalta cómo la interacción de estos factores puede generar la predisposición a la conducta criminógena, sugiriendo que, si bien el individuo tiene la capacidad de tomar decisiones, el entorno y los condicionamientos personales y sociales juegan un papel determinante en la comisión de crímenes. Este principio proporciona un marco de referencia para entender cómo los individuos pueden ser empujados hacia la criminalidad debido a condiciones internas y externas que se combinan de manera única en cada caso.
TEORÍA DE LA CONDUCTA CRIMINODINÁMICA
Paradigma de la Criminomorfosis Cultural
La Teoría de la Conducta Criminodinámica se enfoca en la evolución de las conductas delictivas a lo largo del tiempo y cómo la percepción del crimen cambia dentro de una sociedad. Esta teoría sostiene que los patrones de criminalidad no son estáticos; por el contrario, evolucionan con el tiempo, ajustándose a los cambios culturales, económicos y tecnológicos. El Paradigma de la Criminomorfosis Cultural se refiere al proceso mediante el cual la cultura de una sociedad cambia y, con ello, también lo hace la forma en que el crimen es percibido, interpretado y castigado.
La Criminomorfosis Cultural indica que las conductas que eran vistas como criminales en una época pueden ser reinterpretadas y normalizadas en una sociedad futura debido a un cambio en los valores culturales, legales y sociales. Este paradigma sugiere que la percepción del crimen está sujeta a los cambios en el contexto social y cultural, como los avances en los derechos humanos, los cambios tecnológicos o la transformación de la estructura social. Por ejemplo, actos como la desobediencia civil, en ciertos momentos históricos, eran considerados crímenes, mientras que en otros contextos culturales y temporales han sido reinterpretados como actos legítimos de protesta.
La Criminodinámica aborda cómo estos cambios en la cultura afectan tanto a la forma en que los crímenes son cometidos como a la manera en que la sociedad responde a ellos. El paradigma de la Criminomorfosis Cultural plantea que el cambio cultural y la adaptación de las normas sociales son claves para entender la evolución del crimen.
MECANISMOS DE CONTROL SOCIAL DEL CRIMEN
Paradigma del Criminocontrol
El control social es uno de los pilares fundamentales para la prevención del crimen y la regulación de la conducta dentro de una sociedad. El Paradigma del Criminocontrol explica cómo las sociedades intentan contener y regular la criminalidad mediante diversas estrategias y mecanismos que buscan reducir las conductas delictivas y promover la estabilidad social.
El Criminocontrol no solo se limita a las leyes y al sistema de justicia penal, sino que también involucra una serie de instituciones sociales, culturales y educativas que trabajan de manera conjunta para fomentar el cumplimiento de las normas y disuadir el crimen. Entre estos mecanismos de control social se incluyen la familia, la educación, los valores comunitarios, los sistemas de justicia, las políticas de reintegración social y los programas de prevención.
El paradigma del Criminocontrol sugiere que, en una sociedad efectiva, el control social no debe depender únicamente de la represión y el castigo, sino también de estrategias de prevención que aborden las causas subyacentes del crimen, como la pobreza, la exclusión social y la falta de oportunidades. Además, este paradigma plantea la necesidad de un equilibrio entre la vigilancia estatal y el fomento de la responsabilidad social, promoviendo una cultura de respeto a las normas sin recurrir de forma excesiva a la criminalización.
El Criminocontrol aboga por una intervención temprana y proactiva, tanto a nivel individual como colectivo, para evitar que los comportamientos antisociales se transformen en criminalidad, utilizando una variedad de herramientas y enfoques que incluyan tanto la retribución como la rehabilitación.
EL PARADIGMA DE LA CRIMEBIOSIS Y SUS PRINCIPIOS
Definición y fundamento del paradigma de la crimebiosis
Como se mencionó previamente en el paradigma de la Crimebiosis en la Teoría de la Conducta Antisocial, este concepto hace referencia a la adaptación y supervivencia de las conductas antisociales dentro de las estructuras sociales. La Crimebiosis no es un concepto estático, sino un proceso dinámico a través del cual comportamientos que podrían ser inicialmente considerados desadaptativos, subnormales o criminales se insertan, se transforman y, en algunos casos, se normalizan dentro de un contexto social determinado. Este fenómeno ocurre cuando una sociedad permite o incluso fomenta ciertos comportamientos que, aunque no delictivos en su totalidad, son considerados funcionales o tolerables en un determinado momento histórico o contexto cultural.
La Crimebiosis es un concepto que permite explicar cómo ciertos comportamientos antisociales pueden adaptarse a las reglas no escritas de la sociedad, sobreviviendo a través de la aceptación tácita, la desinformación o la reinterpretación cultural. En lugar de ser reprimidas o modificadas, estas conductas, al ser toleradas o pasadas por alto, se perpetúan e incluso se expanden dentro de las estructuras sociales, provocando un reajuste de las normas y expectativas de comportamiento.
Este concepto ofrece una visión más flexible y adaptativa de cómo la sociedad puede convivir con comportamientos que, si bien no son aprobados explícitamente, son funcionales o necesarios para sobrevivir en contextos de marginalidad o exclusión. La Crimebiosis explica la coexistencia entre las conductas antisociales y la estructura social, y cómo la sociedad reacciona ante estas conductas, permitiendo que algunas se adapten y se conviertan en parte de la normalidad.
Relación con la teoría de la conducta antisocial y criminógena
El paradigma de la Crimebiosis está estrechamente relacionado con las teorías de la Conducta Antisocial y Criminógena, ya que explora cómo las conductas inicialmente antisociales no solo persisten, sino que se adaptan dentro del entramado social y cultural.
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- Con la Teoría de la Conducta Antisocial: La Crimebiosis ayuda a entender cómo ciertos comportamientos que no llegan a constituir delitos (como desobediencia o comportamientos marginales) se integran en la sociedad y sobreviven, dado que, a veces, las normas sociales permiten o incluso fomentan ciertos tipos de conducta antisocial en contextos específicos.
- Con la Teoría de la Conducta Criminógena: El paradigma también resalta cómo algunas conductas antisociales pueden evolucionar hacia la criminalidad si las condiciones sociales y personales favorecen el desbordamiento de estas conductas hacia comportamientos más graves. Es decir, las conductas que comienzan como antisociales pueden convertirse en criminógenas si las interacciones sociales, el contexto económico o las presiones psicológicas crean un ambiente propenso a la transgresión.
En ambas teorías, la Crimebiosis proporciona el marco de adaptación y aceptación dentro del que las conductas antisociales y criminógenas encuentran su espacio, sobreviviendo y transformándose en un fenómeno normalizado.
PRINCIPIO DE LA CRIMENIOSIS Y SUS SEIS SUBPRINCIPIOS
El principio de la Crimeniosis es el proceso mediante el cual la conducta criminógena se genera y se desarrolla a través de la interacción de diversos factores, creando un caldo de cultivo para el comportamiento delictivo. Este principio no solo describe los factores que contribuyen a la génesis del crimen, sino que también proporciona un marco de referencia para comprender cómo estos factores interactúan entre sí. A continuación, se desglosan los seis subprincipios que componen la Crimeniosis, entendidos como los diversos factores que interactúan en el origen de la conducta criminógena.
Biocrimenosis (Factor Biológico)
El sub principio de Biocrimenosis se refiere al factor biológico que influye directamente en el desarrollo de comportamientos antisociales o criminales. Aquí se considera la influencia de la genética, los trastornos hormonales, las predisposiciones neurofisiológicas y otras variables biológicas que pueden predisponer a un individuo a cometer crímenes. Los estudios han demostrado que ciertos rasgos genéticos o condiciones físicas pueden estar correlacionados con una mayor tendencia a la impulsividad, la agresividad o la falta de empatía, lo que aumenta la probabilidad de comportamiento antisocial.
Este sub principio plantea que la biología del individuo no determina de forma absoluta su comportamiento, pero sí establece un contexto de predisposición en el que factores adicionales, como el entorno social o la educación, pueden amplificar o mitigar esa predisposición. Es decir, el factor biológico no es un destino, sino un elemento que interactúa con otros aspectos del individuo y su contexto. La Biocrimenosis sugiere que, aunque algunas personas pueden estar biológicamente más predispuestas a ciertos comportamientos, esto no significa que necesariamente caerán en la criminalidad, pero sí incrementa la probabilidad de desarrollar conductas antisociales si los factores de entorno lo permiten.
Sociocrimenosis (Factor Socioeconómico)
Este sub principio aborda el factor socioeconómico, haciendo hincapié en cómo las condiciones sociales y económicas influyen en la aparición de conductas criminales. Las desigualdades sociales, la pobreza, la falta de acceso a la educación o los recursos básicos, y la marginación social son factores que aumentan la vulnerabilidad de los individuos a adoptar comportamientos antisociales. Las personas que viven en contextos de alta desigualdad y exclusión social, sin oportunidades de desarrollo o de ascenso social, pueden ver en la delincuencia una vía para acceder a recursos que de otra forma les son inaccesibles.
La Sociocrimenosis resalta cómo las estructuras sociales y económicas de un contexto determinado pueden actuar como «fertilizantes» de conductas que, si bien no son ilegales por sí mismas, pueden desencadenar el comportamiento criminal debido a las condiciones de vida que enfrentan los individuos.
Psicocrimenosis (Factor Psicológico)
En este sub principio se aborda el factor psicológico, que se centra en los trastornos emocionales, cognitivos y de personalidad que pueden predisponer a una persona a cometer actos delictivos. Trastornos como la psicopatía, el trastorno de personalidad antisocial o la falta de control emocional pueden ser factores de riesgo. La Psicocrimenosis también incluye la incapacidad para procesar adecuadamente las emociones, la baja autoestima, el resentimiento acumulado, y la falta de empatía.
El factor psicológico juega un papel clave en cómo las personas perciben la norma y cómo deciden interactuar con ella. Una persona con dificultades para regular su comportamiento o que sufre de trastornos psicológicos puede tomar decisiones impulsivas y de riesgo, lo que aumenta la probabilidad de incurrir en conductas delictivas.
Nomocrimenosis (Factor Ético-Jurídico)
El Nomocrimenosis examina el factor ético-jurídico, que hace referencia a la relación entre la moral individual y la percepción de las normas legales. Cuando un individuo no respeta o no comprende el sistema legal o ético que rige su sociedad, puede justificar la infracción de las normas como algo legítimo o necesario. La desconfianza en las instituciones, la corrupción, y la falta de educación ética y jurídica son factores que permiten que las personas transgredan las normas sociales sin sentir culpa o remordimiento.
El Nomocrimenosis también aborda la influencia del contexto cultural y social sobre el concepto de lo que es «legítimo» o «ilegal». Este subprincipio señala que la falta de educación cívica, junto con un entorno que no promueve la moralidad, puede contribuir a la creación de una mentalidad criminal.
Crimeniosis Cultural
La Crimeniosis Cultural subraya la influencia de las normas y valores culturales en la construcción del concepto de crimen. En diversas culturas, la definición de lo que es un «crimen» no es universal, ya que lo que en una sociedad es considerado una transgresión grave, en otra puede ser percibido como un acto normal o incluso aceptado. La cultura juega un rol crucial en la percepción del crimen, ya que las normas y valores son socialmente construidos, lo que significa que cada sociedad establece de manera diferente lo que se considera aceptable o desviado.
Este sub principio reconoce cómo las representaciones culturales y las tradiciones locales pueden promover, normalizar o incluso justificar ciertos comportamientos delictivos, dependiendo del contexto cultural y social.
Ecocrimenosis (Factor Ambiental y Territorial)
El sub principio de Ecocrimenosis analiza cómo el entorno físico, territorial y ambiental contribuye a la generación de conductas antisociales. El ambiente en el que una persona se desarrolla juega un papel determinante en la forma en que percibe la norma y la legalidad. Áreas con altos niveles de pobreza, violencia, segregación social y pocos recursos pueden ser más propensas a la delincuencia, ya que el entorno social y económico propicia la aparición de comportamientos desviados.
Además, el factor territorial influye en la percepción del individuo sobre la legalidad, ya que ciertos ambientes urbanos o rurales pueden tener diferentes normas informales que permiten o toleran ciertos tipos de comportamiento que en otras zonas serían inaceptables.
Conclusión del Principio de la Crimeniosis
La Crimeniosis, en su conjunto, aborda la multiplicidad de factores que contribuyen al surgimiento de la conducta criminógena. Cada uno de estos subprincipios se entrelaza, permitiendo un análisis holístico de los comportamientos delictivos desde sus raíces más profundas, ya sea biológicas, sociales, psicológicas, legales o culturales. Este enfoque integral ayuda a entender cómo los individuos son influenciados por un cúmulo de elementos que facilitan o dificultan su integración a las normas sociales.
PRINCIPIO DE LA VOLUNTAS TIESOCIALIS (VTS)
El principio de la Voluntas Tiesocialis (VTS) se refiere a la interacción entre la voluntad individual y la respuesta de la sociedad ante la conducta antisocial. Este principio destaca cómo la intención del individuo de adherirse a las normas sociales o de violarlas está influenciada por la interacción con el entorno social y las oportunidades disponibles. En el contexto de la Criminología de la Conducta Antisocial (CCA), el VTS se convierte en una herramienta para medir el grado de inclinación de un individuo a participar en comportamientos antisociales, basado en su historia personal, sus influencias culturales y su interacción con el entorno.
Es importante señalar que el VTS no es solo un principio teórico, sino también una herramienta práctica que permite identificar la probabilidad de que un individuo se involucre en la criminalidad, considerando sus voluntades sociales y las estructuras de apoyo o conflicto que lo rodean. A través de este principio, se busca mejorar las intervenciones preventivas y terapéuticas, adaptándolas a las características particulares de cada persona y su contexto social.
EL PARADIGMA DE LA CRIMINOMORFOSIS CULTURAL
DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS
El paradigma de la Criminomorfosis Cultural se refiere al proceso de transformación en la percepción, definición y respuesta del crimen dentro de una sociedad a lo largo del tiempo. El término Criminomorfosis proviene de la combinación de dos conceptos: crimen y morfosis (del griego “morpho”, que significa “forma” o “estructura”), lo que alude a los cambios que sufre la forma o la estructura del crimen en función de los cambios sociales, culturales, y normativos. Así, la Criminomorfosis Cultural describe cómo la sociedad, a medida que evoluciona, ajusta su visión del crimen, adaptándose a nuevas realidades, valores y condiciones sociales.
Este paradigma implica que no solo la criminalidad cambia, sino también las formas en que las sociedades identifican y reaccionan ante la desviación. La forma de entender el crimen, lo que se considera delito y las respuestas que se dan (en términos de castigo, rehabilitación o prevención) no son fijas, sino que son dinámicas y se moldean por los procesos históricos, culturales, políticos y económicos.
Las características fundamentales de la Criminomorfosis Cultural incluyen:
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- Cambio en la concepción de la norma y la desviación: Lo que en una época o contexto se considera un crimen puede ser visto de manera diferente en otra, dependiendo de la evolución de las normas y valores sociales.
- Reconfiguración de la respuesta punitiva: La sociedad no solo ajusta la manera en que percibe el crimen, sino también las políticas de control social y las sanciones. Por ejemplo, prácticas como la pena de muerte, que en siglos pasados fueron vistas como necesarias para mantener el orden, ahora son cuestionadas o abolidas en muchas partes del mundo.
- Adaptación a las nuevas realidades sociales: El crimen también cambia como respuesta a nuevos fenómenos sociales, como el avance de la tecnología, la globalización o los cambios en la estructura familiar y laboral.
- Cambio en la percepción de la víctima y el victimario: A medida que evolucionan las concepciones sobre la justicia y los derechos humanos, también cambia el modo en que se perciben las víctimas del crimen y la responsabilidad del delincuente. El crimen deja de ser visto solo como un acto contra la ley y se le empieza a entender como un reflejo de la desigualdad, la injusticia o la opresión.
EVOLUCIÓN DEL CRIMEN EN LA PERCEPCIÓN SOCIAL
A lo largo de la historia, la forma en que la sociedad ha percibido el crimen ha variado sustancialmente. En tiempos antiguos, los crímenes eran a menudo vistos desde una perspectiva puramente moral, religiosa o incluso de castigo colectivo. El sistema punitivo estaba más enfocado en la retribución y el castigo físico. Sin embargo, con el paso del tiempo, la percepción del crimen y la delincuencia se fue reconfigurando conforme la sociedad adoptaba nuevos paradigmas de justicia, derechos humanos y bienestar social.
En la Edad Media, por ejemplo, el crimen era visto principalmente como una transgresión moral o religiosa, y las respuestas a estos actos eran drásticas, muchas veces consistentes en castigos físicos severos, torturas o ejecuciones públicas. La justicia estaba muy vinculada a la religión y a la noción de pecado, y el sistema punitivo era ejemplar para disuadir a la sociedad de seguir los mismos caminos.
En la Revolución Industrial, la urbanización y la expansión de las clases trabajadoras trajeron consigo nuevas formas de criminalidad, como el crimen organizado o el robo urbano. Las respuestas a este tipo de delitos comenzaron a ser más institucionalizadas y legalistas, separando la justicia de las nociones morales tradicionales.
Hoy en día, la visión del crimen ha evolucionado aún más. El concepto de «criminal» ha pasado a ser entendido no solo desde una perspectiva individualista, sino también estructural, reconociendo la influencia de factores socioeconómicos, culturales y psicológicos. El sistema penal se ha orientado más hacia la rehabilitación en lugar de la pura retribución, y las políticas de control social buscan ahora la prevención y la integración social de los infractores.
La Criminomorfosis Cultural demuestra que el crimen y las respuestas sociales a este son procesos en constante cambio. Este concepto subraya que la forma en que una sociedad ve la criminalidad no es estática, sino que depende de los valores prevalentes en una época determinada, las presiones sociales, y los avances en la comprensión de la psicología humana y el comportamiento social.
RELACIÓN CON LA CRIMEBIOSIS
La Criminomorfosis Cultural está profundamente vinculada con el paradigma de la Crimebiosis en cuanto a la adaptación de las conductas antisociales y la percepción de las normas sociales dentro de la sociedad. Mientras que la Crimebiosis describe cómo los comportamientos inicialmente antisociales pueden adaptarse y sobrevivir dentro de la sociedad a través de la tolerancia, la aceptación o la normalización, la Criminomorfosis Cultural trata sobre cómo la sociedad, con el tiempo, reconfigura lo que se entiende por crimen y desviación, y cómo responde ante estos comportamientos.
Ambos paradigmas coinciden en que las normas y respuestas ante el crimen son fluidas y dependen del contexto histórico, cultural y social. Sin embargo, la Crimebiosis se enfoca más en la adaptación de comportamientos dentro de la estructura social, mientras que la Criminomorfosis Cultural se centra en cómo la sociedad misma cambia su visión y tratamiento del crimen a medida que evolucionan las creencias y valores sociales.
A medida que la sociedad cambia, las conductas que antes podían ser percibidas como desviadas o criminales pueden ser reinterpretadas o adaptadas. Por ejemplo, en algunas sociedades, los comportamientos asociados con la delincuencia juvenil (como el consumo de drogas o el vandalismo) pueden ser vistos como signos de una crisis social más amplia, que puede necesitar una respuesta diferente (como programas de rehabilitación o intervención temprana) en lugar de una mera penalización.
La Criminomorfosis Cultural también se conecta con la Crimebiosis porque ambas teorías consideran que el crimen no es un fenómeno aislado o estático, sino que está constantemente adaptándose a las estructuras sociales y culturales. El cambio en la percepción del crimen y de la desviación refleja el proceso mediante el cual las conductas que originalmente eran vistas como problemáticas pueden ser absorbidas dentro de un sistema social más amplio.
EL PARADIGMA DEL CRIMINOCONTROL
DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS
El paradigma del Criminocontrol se refiere a las estrategias y mecanismos implementados por una sociedad para prevenir, reducir o contener la criminalidad y las conductas antisociales. Este paradigma abarca el conjunto de medidas que se toman para asegurar el respeto por las normas y la cohesión social, enfocándose en cómo la sociedad regula y controla las conductas desviadas mediante un enfoque tanto punitivo como preventivo.
El Criminocontrol tiene como objetivo principal el establecimiento de un equilibrio entre la protección de los derechos individuales y la necesidad de mantener el orden social. Se basa en la premisa de que el crimen es una amenaza a la estabilidad de la sociedad, y por lo tanto, se requiere una intervención institucional y social para contener esta amenaza de manera efectiva.
Las características fundamentales del paradigma del Criminocontrol son:
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- Prevención: No se limita a la reacción ante el crimen una vez cometido, sino que busca prevenir la conducta criminal antes de que ocurra. Esto incluye estrategias educativas, rehabilitadoras y de reintegración social.
- Disuasión: A través de sanciones y la visibilidad de la aplicación de la ley, el Criminocontrol trata de disuadir a los posibles delincuentes de cometer crímenes, haciéndoles conscientes de las consecuencias legales.
- Rehabilitación: En lugar de centrarse solo en el castigo, el Criminocontrol también se enfoca en la rehabilitación de los infractores, buscando su reintegración social y evitando la reincidencia.
- Control social integrado: Este paradigma no depende solo de las instituciones formales de control (como el sistema de justicia penal), sino también de las instituciones informales, como la familia, las escuelas y las comunidades, que contribuyen a la regulación del comportamiento de los individuos.
- Múltiples niveles de intervención: El Criminocontrol se aplica a diferentes niveles: desde intervenciones a nivel individual, hasta estrategias a nivel de políticas públicas y normativas sociales.
MECANISMOS DE CONTROL SOCIAL DEL CRIMEN
Los mecanismos de control social del crimen son aquellos procesos mediante los cuales la sociedad regula el comportamiento de sus miembros para evitar la transgresión de las normas. Estos mecanismos pueden ser tanto formales como informales y operan a través de diversas instituciones y estructuras.
Mecanismos formales
Estos son los sistemas institucionalizados que se encargan del control y la sanción del crimen, tales como:
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- El sistema de justicia penal: La policía, los tribunales y las prisiones forman parte de este sistema formal de control social, encargado de identificar, juzgar y sancionar a quienes cometen delitos.
- La legislación: Las leyes que definen lo que constituye un delito y las consecuencias legales para quienes las infringen son un mecanismo central del control social formal.
- Las políticas de control: Estrategias gubernamentales y políticas públicas, como las políticas de prevención del delito, que buscan reducir la criminalidad a través de la intervención estatal en la vida social.
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Mecanismos informales
Son aquellos que operan sin la intervención directa de instituciones estatales o formales, y que tienen un papel esencial en la socialización y en la conformidad social. Algunos de estos mecanismos incluyen:
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- La familia: Uno de los agentes primarios de socialización, responsable de inculcar valores, normas y conductas que previenen la delincuencia.
- La educación: Las escuelas juegan un papel en la transmisión de normas y en la formación de individuos responsables que respetan las leyes y las normas sociales.
- La presión social y la conformidad grupal: La influencia de los pares, grupos sociales o comunidades puede actuar como un mecanismo de control informal, donde los individuos se ajustan a las normas para evitar el rechazo social o la desaprobación.
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Mecanismos preventivos
Estos incluyen programas comunitarios, actividades educativas y de sensibilización que buscan prevenir el crimen mediante la promoción de valores, habilidades sociales, y la creación de redes de apoyo que fortalezcan la cohesión social y reduzcan los factores de riesgo asociados con la criminalidad.
ÍNDICE DE GRADUACIÓN CRIMINÓGENA Y EL ÍNDICE DEL CRIMINOCONTROL
Índice de Graduación Criminógena
El Índice de Graduación Criminógena es una herramienta utilizada para medir y clasificar el grado de peligrosidad o el riesgo que presenta un individuo o un grupo respecto a la probabilidad de involucrarse en conductas criminales. Este índice tiene en cuenta diversos factores, como el entorno social, las condiciones económicas, la historia personal, la genética y los trastornos psicológicos, entre otros, para determinar la propensión de una persona a cometer crímenes.
En este contexto, el Índice de Graduación Criminógena puede considerarse una herramienta porque se utiliza de manera práctica y cuantificable para medir riesgos y planificar intervenciones preventivas o rehabilitadoras. Sin embargo, también tiene un componente de principio, ya que su aplicación está basada en la idea de que la criminalidad es un fenómeno que se puede predecir y prevenir al comprender la multiplicidad de factores que contribuyen a la conducta delictiva.
Índice del Criminocontrol
El Índice del Criminocontrol es otro instrumento diseñado para evaluar la efectividad de las estrategias de control social del crimen en una sociedad. Este índice puede incorporar variables como el número de delitos prevenidos, la eficiencia de las políticas de justicia penal, los recursos dedicados a la rehabilitación de los infractores, y la participación comunitaria en programas de prevención.
Al igual que el Índice de Graduación Criminógena, el Índice del Criminocontrol se considera una herramienta, ya que se utiliza de manera práctica para medir la efectividad de las políticas de control del crimen. También puede tener una dimensión de principio, ya que se basa en la creencia de que el crimen puede ser controlado, gestionado y reducido mediante intervenciones sistemáticas a nivel social, institucional y comunitario.
Conclusión: Herramientas o principios
Ambos índices, el Índice de Graduación Criminógena y el Índice del Criminocontrol, pueden considerarse tanto herramientas como principios dentro del marco del paradigma del Criminocontrol. Como herramientas, proporcionan mediciones prácticas y cuantificables que ayudan a evaluar el riesgo de criminalidad y la efectividad de las políticas de control social. Como principios, subrayan la idea de que la criminalidad es un fenómeno predecible y gestionable, y que, mediante intervenciones apropiadas, se puede mitigar o controlar la conducta delictiva en la sociedad.
HIPÓTESIS GENERALES DENTRO DE LA CCA
RELACIÓN ENTRE HIPÓTESIS Y PARADIGMAS
En la Criminología de la Conducta Antisocial (CCA), los paradigmas ofrecen marcos teóricos amplios y generales que ayudan a comprender el crimen y las conductas antisociales. A partir de estos paradigmas surgen principios más específicos que permiten una comprensión más detallada de los factores y procesos criminológicos. Las hipótesis derivadas de estos principios son proposiciones que pueden ser verificadas empíricamente mediante la investigación, ayudando a confirmar o refutar las ideas planteadas en los paradigmas y principios.
EJEMPLOS DE HIPÓTESIS EN CADA PARADIGMA Y SUS PRINCIPIOS
Paradigma de la Crimebiosis
El paradigma de la Crimebiosis establece que las conductas antisociales pueden ser toleradas y normalizadas dentro de una sociedad bajo ciertas circunstancias, especialmente en contextos sociales de desigualdad. Este paradigma explora cómo la adaptación de comportamientos antisociales puede ocurrir cuando las normas sociales permiten la marginalidad o cuando estas conductas se perciben como una forma legítima de supervivencia dentro de ciertos grupos o sectores sociales.
Principios derivados del paradigma de la Crimebiosis
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- Principio de la Crimeniosis: Este principio explica cómo la interacción de factores psicobiológicos, socioeconómicos, psicológicos, ético-jurídicos, culturales y ambientales genera la conducta criminógena.
- Principio del VTS (Voluntas Tiesocialis): Examina cómo la voluntad individual interactúa con el contexto social para facilitar o inhibir la conducta criminógena.
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Hipótesis derivadas
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- Hipótesis de la Crimeniosis:
«En contextos de alta pobreza y desigualdad, los individuos con dificultades para acceder a recursos legítimos son más propensos a adoptar comportamientos antisociales como estrategia de supervivencia social.» - Hipótesis del VTS:
«Los individuos cuya voluntad de cumplir con las normas sociales está fuertemente influenciada por la presión social y el contexto social en el que viven tienen mayor probabilidad de involucrarse en conductas criminógenas.»
- Hipótesis de la Crimeniosis:
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Paradigma de la Criminomorfosis
El paradigma de la Criminomorfosis describe cómo las percepciones del crimen y las definiciones legales cambian con el tiempo, a medida que las sociedades evolucionan cultural y socialmente. Este paradigma subraya que el crimen no es un fenómeno estático, sino que se transforma según los valores culturales, las normas sociales y las percepciones colectivas.
Principios derivados del paradigma de la Criminomorfosis
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- Principio de la Criminomorfosis Cultural: El principio explica cómo, debido a los cambios culturales y sociales, ciertos comportamientos que en un momento dado se percibían como criminales pueden ser despenalizados, reinterpretados o simplemente aceptados, mientras que otros comportamientos pueden ser criminalizados por primera vez.
- Principio de la Normalización del Comportamiento Desviado: Este principio explica cómo las conductas desviadas pueden ser normalizadas en ciertos contextos sociales y cómo, con el tiempo, lo que antes era considerado un crimen puede ser aceptado.
- Principio de la Influencia Contextual en la Acción Criminógena: Se refiere a cómo el contexto social, político, económico y cultural de una época determina la forma en que se cometen los crímenes y cómo se perciben.
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Hipótesis derivadas
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- Hipótesis de la Criminomorfosis Cultural:
«A medida que los valores culturales de una sociedad evolucionan, ciertos comportamientos previamente considerados delitos pueden ser reinterpretados como comportamientos aceptables, mientras que otros que anteriormente eran tolerados pueden ser redefinidos como crímenes.» - Hipótesis de la normalización:
«En sociedades que experimentan una alta tolerancia cultural hacia ciertos comportamientos, como el consumo de sustancias o la desobediencia civil, estos comportamientos tienden a ser aceptados socialmente con el tiempo, reduciendo su percepción como delito.» - Hipótesis de la influencia contextual:
«La percepción de lo que constituye un crimen y las respuestas sociales ante el mismo están directamente influenciadas por el contexto histórico y cultural de la sociedad en un momento dado.»
- Hipótesis de la Criminomorfosis Cultural:
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Paradigma del Criminocontrol
El paradigma del Criminocontrol aborda cómo la sociedad gestiona y regula el crimen a través de diversos mecanismos, tanto formales (como el sistema de justicia penal) como informales (como la presión social y comunitaria). Este paradigma se enfoca en las estrategias de control social que buscan prevenir, detener y rehabilitar el crimen.
Principios derivados del paradigma del Criminocontrol:
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- Principio de la Interacción Criminógena: Este principio describe cómo factores individuales y sociales interactúan para generar conductas criminógenas, señalando que el comportamiento criminal no es el resultado de un solo factor, sino de una interacción entre varios.
- Principio de la Escalabilidad de la Acción Criminógena: Establece que los comportamientos antisociales pueden escalar en gravedad con el tiempo si no se abordan de manera temprana.
- Principio de la Responsabilidad Social Compartida: Señala que la prevención del crimen es responsabilidad de toda la sociedad, no solo de las instituciones encargadas del control social formal.
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Hipótesis derivadas
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- Hipótesis de la interacción criminógena:
«Los individuos que crecen en ambientes de alta adversidad socioeconómica, combinados con trastornos psicológicos o antecedentes familiares de criminalidad, tienen más probabilidades de involucrarse en conductas criminógenas debido a la interacción de estos factores.» - Hipótesis de la escalabilidad criminógena:
«Cuando no se interviene en las primeras señales de comportamientos antisociales, las conductas tienden a evolucionar hacia formas más graves de criminalidad, especialmente en contextos de falta de apoyo social y educativo.» - Hipótesis de la responsabilidad social compartida:
«Las comunidades con un fuerte sentido de responsabilidad social compartida presentan tasas más bajas de criminalidad debido a la intervención temprana y el control informal ejercido por los miembros de la comunidad.»
- Hipótesis de la interacción criminógena:
Conclusión
En la Criminología de la Conducta Antisocial (CCA), cada paradigma genera principios específicos que permiten un análisis detallado de la criminalidad y sus factores. A partir de esos principios, se pueden formular hipótesis que permitan probar las ideas derivadas de los paradigmas y principios criminológicos. Esto permite a los investigadores y profesionales en criminología avanzar en la comprensión de cómo las conductas antisociales se desarrollan, se perpetúan y se abordan en las sociedades.
HERRAMIENTAS METODOLÓGICAS EN LA CCA
Voluntas Tiesocialis (VTS)
Explicación de su uso como herramienta de medición
El Índice VTS es una herramienta utilizada para medir la predisposición criminógena de un individuo o una comunidad. Este índice se calcula a partir de cuatro factores fundamentales que influyen directamente en la conducta antisocial:
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- Cohesión Social (S): La estabilidad de las redes comunitarias y el grado de apoyo social.
- Indicador Económico (E): El nivel de oportunidades, desigualdad y pobreza.
- Indicador Psicológico (P): La impulsividad, resiliencia y habilidades socioemocionales.
- Indicador Ético-Jurídico (J): La percepción de la justicia, respeto normativo y confianza institucional.
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La fórmula del VTS es la siguiente:
VTS= ( αS + βE + γ P + δ J )
∑ F
Donde:
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- α,β,γ,δ son los coeficientes que representan la ponderación de cada factor en función del contexto.
- ∑F es el total de los factores evaluados.
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Interpretación
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- VTS < 1: Bajo riesgo criminógeno. La comunidad o individuo tiene baja predisposición a conductas antisociales.
- VTS = 1: Equilibrio entre la predisposición criminógena y el control social.
- VTS > 1: Alto riesgo criminógeno, debido a factores adversos como la exclusión social, la falta de oportunidades y la percepción de impunidad.
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Este índice es útil para identificar áreas de alto riesgo y para diseñar intervenciones preventivas y terapéuticas adaptadas a cada contexto, analizando la interacción de factores sociales y personales que influyen en la propensión a la criminalidad.
Índice de Grado de Criminalidad (IGC)
Evaluación del nivel criminógeno de una conducta
El Índice de Grado de Criminalidad (IGC) mide el grado de consolidación de la conducta criminógena y su evolución dentro de redes criminales. Su cálculo depende de dos elementos clave: el Índice VTS y el grado de consolidación de la conducta criminógena.
La fórmula del IGC es:
IGC= VTS x Cg
Donde:
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- Cg es el grado de consolidación criminógena, que mide la solidez de la estructura criminal a través de los siguientes factores:
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Cg = (F+S+E)
3
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- F = Frecuencia delictiva.
- S = Gravedad del delito.
- E = Nivel de estructuración penal.
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Interpretación
IGC < 1: Criminalidad baja, con delitos esporádicos.
IGC = 1: Equilibrio donde la conducta criminógena no está consolidada.
IGC > 1: Criminalidad estructurada, con alta reincidencia y potencial de evolución hacia el crimen organizado.
Este índice es crucial para evaluar el potencial de evolución del crimen y ayudar a las autoridades a implementar estrategias de intervención más efectivas para prevenir la consolidación de conductas criminógenas más graves.
Índice del Criminocontrol (ICC)
Medición de la efectividad de estrategias de control del crimen
El Índice del Criminocontrol (ICC) evalúa la efectividad de las estrategias de control social implementadas para reducir la criminalidad. Este índice se basa en tres factores fundamentales:
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- Eficiencia Policial (P): Capacidad operativa y preventiva de las fuerzas del orden.
- Confianza en la Justicia (J): Nivel de percepción de imparcialidad y eficacia del sistema judicial.
- Participación Comunitaria (C): Grado de implicación ciudadana en la prevención del delito.
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La fórmula del ICC es:
ICC = VTS × IGC
Cc
Donde:
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- Cc es la Capacidad de Control Social, que refleja el grado de control social informal ejercido por la comunidad a través de la participación ciudadana, redes de apoyo vecinal y otros mecanismos de control comunitario.
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Interpretación
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- ICC < 1: Baja efectividad en el control del crimen.
- ICC = 1: Control social adecuado y políticas de seguridad eficaces.
- ICC > 1: Alta efectividad, con un control social fuerte y estrategias bien implementadas para la prevención del crimen.
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El ICC es utilizado para evaluar el impacto de las políticas de control del crimen, ayudando a autoridades gubernamentales, políticos y planificadores urbanos a ajustar estrategias basadas en resultados cuantificables y en la participación activa de la comunidad.
Conclusión
Las herramientas metodológicas en la Criminología de la Conducta Antisocial (CCA), como el Índice VTS, el Índice de Grado de Criminalidad (IGC) y el Índice del Criminocontrol (ICC), ofrecen enfoques cuantificables y específicos para medir la predisposición criminógena, la progresión de la criminalidad y la efectividad de las estrategias de control del crimen. Estas herramientas son fundamentales para el diseño de políticas públicas y estrategias de intervención basadas en datos empíricos y en un análisis detallado de los factores que contribuyen a la criminalidad y su control.
CONCLUSIONES Y FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
APORTES DE LA CCA A LA CRIMINOLOGÍA CONTEMPORÁNEA
La Criminología de la Conducta Antisocial (CCA) ha proporcionado una perspectiva innovadora para comprender la origen y la evolución del crimen, ampliando el enfoque tradicional que se centraba principalmente en los aspectos legales o punitivos del comportamiento criminal. La CCA ha hecho una aportación significativa al integrar diversas disciplinas, como la psicología, la sociología, la economía y la cultura, para ofrecer una visión integral de los factores que influyen en la conducta antisocial.
A través de sus paradigmas y principios, la CCA ha mostrado cómo las conductas antisociales no son fenómenos aislados, sino que están profundamente influenciados por factores estructurales, sociales y contextuales. Esto ha permitido desarrollar nuevas herramientas como el Índice VTS, el Índice de Grado de Criminalidad (IGC) y el Índice del Criminocontrol (ICC), que proporcionan mediciones cuantificables para evaluar tanto la predisposición criminógena de individuos y comunidades, como la efectividad de las estrategias de control social implementadas.
Además, la CCA ha desafiado la concepción de que la criminalidad es solo una cuestión de comportamientos desviados o personas malintencionadas, abriendo el debate sobre la influencia de la exclusión social, las desigualdades económicas y la falta de cohesión social en la génesis del crimen. Esto ha permitido una mejor comprensión de la prevención del delito a través de enfoques preventivos y rehabilitadores más que punitivos.
RELACIÓN ENTRE PARADIGMAS Y EVOLUCIÓN DEL CRIMEN
Los paradigmas de la CCA, como el de la Crimebiosis, el de la Criminomorfosis Cultural y el de la Criminocontrol, han ofrecido marcos conceptuales para analizar cómo el crimen se desarrolla y evoluciona en relación con los cambios sociales, económicos y culturales. La evolución del crimen no es un fenómeno aislado; está fuertemente vinculado a la forma en que las sociedades modifican sus normas, leyes y respuestas ante el comportamiento delictivo.
La Criminomorfosis Cultural ha sido clave para comprender cómo las percepciones sociales del crimen cambian a lo largo del tiempo. Lo que ayer era considerado un crimen, hoy podría estar despenalizado o, al contrario, algo que no era un crimen en el pasado puede convertirse en uno. Este fenómeno refleja cómo las normas sociales evolucionan y cómo la percepción colectiva sobre el crimen se adapta a nuevas realidades sociales.
Por otro lado, el paradigma de la Crimebiosis ha profundizado en cómo las conductas antisociales logran adaptarse y persistir dentro de una sociedad, especialmente cuando existen condiciones de desigualdad o marginalización. Estos aspectos muestran que el crimen no es un fenómeno fijo, sino que cambia en función de los factores sociales, económicos y culturales prevalentes en una época determinada.
En términos de la evolución del crimen, los principios de la CCA demuestran que la criminalidad es un proceso dinámico, que puede prevenirse, gestionarse y, en algunos casos, reducirse significativamente, si se comprenden adecuadamente los factores que contribuyen a su desarrollo.
NUEVAS ÁREAS DE INVESTIGACIÓN EN LA CCA
La Criminología de la Conducta Antisocial (CCA) ha abierto varias líneas de investigación que aún siguen siendo relevantes y prometedoras en el contexto criminológico actual. Algunas de las áreas clave que podrían ser exploradas y ampliadas en la investigación futura son:
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- Impacto de la tecnología en la conducta criminógena: La digitalización de la sociedad ha dado lugar a nuevas formas de criminalidad, como el cibercrimen, el fraude digital y los delitos informáticos. Investigar cómo las tecnologías emergentes (como las redes sociales, el big data o la inteligencia artificial) influyen en la propagación de conductas antisociales y en la evolución del crimen es un área clave para futuras investigaciones.
- Estudio del impacto de las políticas de control social en diferentes contextos: El Índice del Criminocontrol (ICC) podría ser utilizado en diferentes contextos nacionales e internacionales para comparar la efectividad de políticas de seguridad pública, prevención del delito y rehabilitación. Profundizar en las estrategias más efectivas en comunidades marginalizadas o en situaciones de alta criminalidad es fundamental.
- Evolución de las normas sociales y la criminalización de comportamientos: Continuar el análisis sobre cómo las transformaciones culturales afectan la criminalización de ciertos comportamientos será esencial para comprender la dinámica social de la criminalidad. Nuevas investigaciones pueden abordar el impacto de la globalización, la diversidad cultural y los cambios en las normativas legales.
- Factores psicológicos y neurocientíficos en la conducta antisocial: Investigar la relación entre los trastornos psicológicos y la disposición a la criminalidad es una línea crucial para la prevención y rehabilitación. La integración de enfoques de neurociencia y psicología criminal podría proporcionar datos valiosos sobre la predisposición genética y psicológica hacia comportamientos delictivos.
- Estudio de la relación entre exclusión social y criminalidad: La exclusión social es uno de los factores más determinantes en la predisposición a la criminalidad. Ampliar la investigación sobre cómo los factores estructurales, como la pobreza, la falta de acceso a educación y la desigualdad de oportunidades, influyen en la evolución de la criminalidad es esencial para desarrollar políticas de integración social más efectivas.
Conclusión general
La Criminología de la Conducta Antisocial (CCA) ha ampliado considerablemente la comprensión del crimen y la conducta antisocial, ofreciendo nuevas herramientas, principios y paradigmas para analizar estos fenómenos. Al integrar factores sociales, psicológicos, económicos y culturales, la CCA ha proporcionado enfoques más completos para estudiar cómo se origina y evoluciona el crimen.
A medida que el panorama social sigue cambiando, la evolución de las normas y la adopción de nuevas tecnologías seguirán impactando el comportamiento criminal. La investigación futura en la CCA tiene un potencial ilimitado para seguir explorando cómo prevenir y controlar la criminalidad, centrándose en la comprensión multidisciplinaria y contextual del crimen.
Bibliografía recomendada
- Durkheim, É. (1895). Las reglas del método sociológico. París: Alcan.
Esta obra esencial establece la relación entre la sociedad y la desviación, influenciando enfoques criminológicos que exploran la adaptación social de conductas antisociales.
- Merton, R. K. (1938). Social Structure and Anomie. American Sociological Review.
Introduce la teoría de la anomia, que examina cómo las presiones sociales pueden influir en la conducta desviada, una base importante para las teorías de la CCA.
- Becker, H. (1963). Outsiders: Studies in the Sociology of Deviance. New York: Free Press.
Explora cómo las normas sociales definen lo que se considera desviado y criminal, conectando con la idea de la normalización de comportamientos en la CCA.
- Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. París: Gallimard.
Su crítica al control social y las estrategias punitivas es esencial para entender los paradigmas de control social dentro de la CCA.
- Hagan, J. (2005). The Sociology of Crime and Deviance: An Introduction. Oxford: Oxford University Press.
Un texto introductorio que aborda las teorías de la desviación y control social, proporcionando un contexto para las ideas presentadas en la CCA.
- Cohen, S. (1980). Folk Devils and Moral Panics: The Creation of the Mods and Rockers.
El estudio sobre cómo las sociedades construyen y reaccionan ante las conductas desviadas y cómo las etiquetas sociales afectan el comportamiento criminal.
- Hirschi, T. (1969). Causes of Delinquency. Berkeley: University of California Press.
La teoría de control social de Hirschi, que subraya la importancia de las relaciones sociales en la prevención de la criminalidad.